El juego es una actividad inherente al ser humano. Todos hemos aprendido a relacionarnos con nuestro ámbito familiar, material, social y cultural a través del juego. Se trata de un concepto muy rico, amplio, versátil y ambivalente que implica una difícil categorización. Etimológicamente, los investigadores refieren que la palabra juego procede de dos vocablos en latín: iocum y ludus-ludere ambos hacen referencia a broma, diversión, chiste, y se suelen usar indistintamente junto con la expresión actividad lúdica.
La Importancia de Jugar
El juego es útil y necesario para el desarrollo del niño, en la medida en que este es el protagonista.
La importancia de la utilidad del juego puede llevar a los adultos a robarle el protagonismo al niño, a querer dirigir el juego. La intervención del adulto en los juegos infantiles debe consistir en:
El juego siempre hace referencia implícita o explícita a las relaciones entre infancia, diversión y educación.
Definición de Juego Virtual
Desde la génesis de los videojuegos se ha entendido a estos como ‘el juego’, pero un videojuego se entiende también como un medio de almacenamiento en el cual se graba, de manera digital y computarizada (gracias a la computación y a las ciencias digitales existen los videojuegos. ¡Que estén en la gloria!), un tipo de juego especial al que se ha bautizado con el mismo nombre que el medio en el que se guarda.
Así que videojuego es entendible tanto como un medio de almacenamiento como un tipo de juego.
Jugar es explotar la virtualidad que contiene todo acto de simulación, de representación, y en este sentido lo virtual ya no es tanto lo que tiene potencialidad sino lo que no es real. Y, sin embargo, en el juego, como en el arte, la literatura, el deporte o los juegos de mesa, esa pura ficción, ese no ser sino un juego, actualiza innumerables cosas, produce, desencadena, transforma, incrementa o mengua, aterroriza o deleita. Y todo sin poder registrarlo como hecho en el ‘mundo de los hechos’. Al saber que, como en el sueño, no es ‘real’, puede olvidarse con facilidad, no deja huella, no tiene consecuencias, pero, con todo, las tiene. La virtualidad cobra su significado en un hueco entre lo real y lo ficticio, y eso representa un poder tal vez todavía no evaluado, no combatido.
Efectivamente, la lógica ilustrada (incluso aristotélica) que distinguió entre representación y acción, entre palabra y hecho, entre intención y consumación debe desenmascararse cuanto antes.