Del latín gestio, el concepto de gestión hace referencia a la acción y efecto de gestionar o administrar. Gestionar es realizar diligencias conducentes al logro de un negocio o de un deseo cualquiera. Administrar, por otra parte, consiste en gobernar, dirigir, ordenar, disponer u organizar.
El termino gestión, por tanto, implica al conjunto de acciones que se llevan a cabo para resolver un asunto o concretar un proyecto. La gestión es también la dirección o administración de una empresa o de un negocio.
También se puede entender la gestión como el modo particular de proceder de cada empresa, con el fin único de alcanzar la misión del negocio, expresada en el trabajo mismo de cualquiera que debe enfrentar los problemas y aportar soluciones para asegurar los mejores resultados. La gestión no posee fórmulas secretas ni requiere de habilidades extraordinarias, pues su principal punto de apoyo está en la capacidad de hacer y concentrar el esfuerzo en un espacio y tiempo a través del cual se logran los mejores resultados.
Nitin Nohria y William Joice indican cuáles son las prácticas que se pueden considerar fundamentales para la buena gestión de cualquier gerente o administrador, englobándolas en cuatro conceptos fundamentales:
Estrategia: relacionada con la construcción de proposiciones de valor alrededor del cliente, la calibración del esfuerzo en función de los cambios del entorno, la comunicación de las aspiraciones del negocio y la conservación del enfoque.
Ejecución: Referida a la entrega de productos y servicios que cumplan consistentemente con las expectativas de los clientes y consumidores, la toma de decisiones oportuna, eliminar constantemente cualquier forma de desperdicio y propiciar la mejora de la productividad.
Cultura: que se compone de la inspiración de quienes siguen a sus líderes, para que hagan las cosas mejor por medio de facultar al personal para que ejecute la toma de decisiones acertadas y oportunas, la recompensa de los logros, crear retos y fortalecer y promover los valores de la empresa.
Estructura: Busca simplificar y hacer el trabajo fácil de promover la cooperación, colocar a la mejor gente en el frente de acción y diseñar sistemas para aprender y compartir el conocimiento.
Estos cuatro aspectos representan la evolución de los conceptos tradicionales asociados al ciclo de administrar (planear, organizar, dirigir y controlar), y muestran cómo el trabajo de gestionar debe considerar dimensiones más allá del simple logro de resultados.
El trabajo de gerenciar, como sinónimo de gestión, no puede realizarse productivamente si se define el espacio de actuación de forma estática y aislada del resto de los elementos que componen esa unidad llamada empresa.
Finalmente, el trabajo de gestionar puede compararse al del director de orquesta, que establece el ritmo, los tiempos y marca la intervención de cada instrumento, pero nunca interpreta uno. Es crear la imagen de un resultado y producirlo, para consolidar un estilo característico que forma parte de la identidad de la empresa y que la hace mejor que sus competidores.