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El Neoclasicismo


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l Siglo de las Luces

Al siglo XVIII se le conoce como el Siglo de las Luces porque el hombre rechaza todo aquello que le sea impuesto y solo admite lo que le llega a través de la luz de su razón.

La razón es la norma con la que se valoran todas las manifestaciones humanas. Como consecuencia, aparece en Europa, a principios de siglo, un grupo de pensadores con un espíritu científico que toman la experimentación como método para adquirir el conocimiento sin temor a equivocarse. Este movimiento recibe el nombre de Ilustración.

Los ilustrados, para llegar a la verdad científica, comienzan a dudar de todo. La duda es el método para descubrir la verdad.

Las ideas de los ilustrados llegan a nuestro país a través de dos vías principales:

  • La difusión de libros franceses traducidos al castellano.
  • La aparición de los periódicos, donde los ilustrados exponen sus ideas y opiniones.


La literatura en el siglo XVIII

Se considera a los escritores griegos y latinos como modelos a imitar. Es un retorno a los clásicos grecolatinos; ese es el origen de la palabra Neoclasicismo.

El Neoclasicismo da preferencia a la razón frente a los sentimientos, impone reglas a las que se deben ajustar las obras literarias. Como consecuencia de lo anterior, se abandonó bastante la producción lírica.

Se rechaza lo imaginativo y lo fantástico, ya que no se escribía para entretener, sino para educar. La literatura neoclásica tiene un marcado carácter crítico, didáctico y moralizador.
Se pueden distinguir tres etapas o movimientos estéticos que se suceden en el siglo XVIII:

  • Reacción contra el Barroco. En la primera mitad del siglo se deja notar la influencia del Neoclasicismo francés. La producción literaria es escasa. Predomina el ensayo y la crítica. Como autores destacan fray Benito Jerónimo Feijoo y Francisco Isla.
  • Triunfo del Neoclasicismo. Los escritores aceptan plenamente las normas neoclásicas, y la literatura se somete al imperio de la razón. La producción literaria es escasa: apenas se escriben novelas, la poesía no ofrece ningún interés y muy pocas obras de teatro tuvieron éxito. Esta etapa ocupa desde mediados del siglo hasta las últimas décadas. Autores importantes de esta etapa fueron José Cadalso, Gaspar Melchor de Jovellanos, Juan Meléndez Valdés, Leandro Fernández de Moratín, Félix María Samaniego y Tomás de Iriarte.
  • Prerromanticismo. A finales de siglo comienza un movimiento de rechazo hacia las rígidas normas neoclásicas que traerá a principios del siglo XIX el Romanticismo. Nicasio Álvarez Cienfuegos, Manuel José Quintana y Alberto Lista son representantes de esta etapa.


La Poesía Neoclásica

Por considerarse de mal gusto expresar sentimientos, los poetas de este movimiento adoptan dos temas: el bucólico, o pastoril, y la fábula.
Poesía bucólica o pastoril
En este tipo de poesía se ensalza la naturaleza.

  • Juan Meléndez Valdés Nació en 1754 en Extremadura y cursó sus estudios en Salamanca, donde fue catedrático de Humanidades. Conoció a Cadalso y a Jovellanos, quienes pusieron a su alcance las ideas ilustradas e hicieron de guía en su labor de escritor. Colaboró con el gobierno de José Bonaparte, por lo que se tuvo que exiliar en Francia tras la guerra de la Independencia. Murió allí en 1817.

    Aunque no fue original en sus temas, sabía dar a sus versos un ritmo alegre y suelto. Destacó con obras de tema amoroso en las que ensalza la vida bucólica. Es el autor de una égloga (poema de tipo amoroso puesto en boca de pastores) titulada Batido, nombre que utilizó el poeta como seudónimo.

    La fábula En el siglo XVIII también se cultivó la fábula con el objetivo de ofrecer al lector consejos y enseñanzas morales puestas en boca de animales. Grandes fabulistas fueron Iriarte y Samaniego.
  • Tomás de Iriarte Nació en La Orotava (Tenerife) en 1750 y murió en Madrid en 1791. Fue traductor de la primera Secretaría de Estado y archivero del Supremo Consejo de la Guerra. Además de las fábulas literarias escribió muchas otras obras e hizo bastantes traducciones del francés. También fue compositor. Utilizó sus fábulas para dictar normas que lograran un buen estilo literario.
  • Félix María Samaniego Nació en Laguardia (Álava) en 1745 y murió en el mismo pueblo en 1801. Estudió en Valladolid y viajó por Francia, cuya influencia se advierte en la única obra por la que lo conocemos: las Fábulas morales, 157 fábulas distribuidas en 9 libros, escritas para los alumnos del seminario de Vergara.

    Samaniego ridiculiza los defectos humanos en sus fábulas, imitando a los grandes fabulistas Fedro, Esopo y La Fontaine. Aunque las fábulas de Samaniego están escritas en verso, su carácter es prosaico, dados los asuntos que trata y su finalidad didáctica.
    La prosa en el Neoclasicismo
  • Reacción contra el Barroco Durante la primera mitad del siglo se produce la reacción contra el Barroco y la toma de contacto con los movimientos neoclásicos franceses. La producción literaria es escasa y predomina la prosa en forma de crítica y ensayo.
  • Fray Benito Jerónimo Feijoo El padre Feijoo nació en Orense en 1676 y vivió casi siempre en Oviedo, donde fue catedrático de Teología. Fue monje benedictino y se dedicó al estudio y a la enseñanza.

    Su obra es fundamentalmente didáctica, ya que está encaminada a poner de manifiesto la verdad y atacar el error. De acuerdo con el espíritu ilustrado de la época, se propuso enseñar al pueblo y para esto criticó todas sus supersticiones, sus falsas ideas, sus costumbres rutinarias, etc. Intentó difundir en España las novedades de la cultura europea, que era en ese siglo muy superior.

    Era progresista, amante de la razón y recomendaba calurosamente el estudio de las ciencias experimentales. Su tarea de divulgador de la ciencia y de la cultura contribuyó en gran medida a elevar el nivel cultural de la época.

    Su estilo es claro, sobrio y preciso, ya que es lo más apropiado para hacerse entender. Le importa más la precisión que la belleza.
    Sus obras más representativas son:

    Teatro Crítico Universal. Es una obra escrita en forma de ensayo; consta de ocho tomos donde el autor ataca duramente las supersticiones y falsas creencias marcando el límite entre lo natural y lo sobrenatural.

    Cartas eruditas. Están escritas también en forma de ensayo; en ellas va exponiendo, a lo largo de cinco tomos, diversos problemas filosóficos, literarios, morales, etc.

    El imperio de la razón Durante la segunda mitad del siglo XVIII, los escritores adoptan plenamente los modelos neoclásicos y la literatura se somete al imperio de la razón. Esta etapa ocupa desde mediados de siglo hasta las últimas décadas.
  • José Cadalso Nació en Cádiz en 1741. Allí realizó sus primeros estudios. Más tarde estudió en el Seminario de Nobles de Madrid. Desde muy joven tuvo oportunidad de viajar por diferentes países y ponerse en contacto con sus lenguas y culturas. A los 21 años regresó a España y comenzó su carrera militar, donde alcanzó el grado de coronel del ejército. Murió durante el bloqueo de Gibraltar en 1782.

    Cadalso fue un hombre inteligente y culto, dotado de un fino espíritu crítico. Mantuvo amistad con todos los escritores importantes de su época y se interesó por los géneros literarios; aunque destacó más con sus obras en prosa: Los eruditos a la violeta, Noches lúgubres, Cartas Marruecas. Hoy se le recuerda fundamentalmente por sus Cartas Marruecas, obra de carácter ensayístico publicada varios años después de su muerte.