La selección de los elementos que conforman el texto escrito se realiza teniendo en cuenta el propósito del texto y el destinatario. Es decir, qué queremos escribir y a quién va dirigido lo que escribimos.
Cuando se escribe, hay una finalidad o un propósito determinado: expresar una idea de una imagen agradable, despreciable, prestigiosa, hacer un relato preciso o utilizarlo para evocar un ambiente, una situación, unos sentimientos, centrarse en la descripción de acuerdo con las intenciones del escritor.
Se escribe pensando en un receptor determinado, con unas preferencias, unos conocimientos previos, unas expectativas, unos valores concretos.
Si el escritor no domina claramente el tema que quiere escribir, el texto no será claro.
O si el escritor no conoce o no sabe bien quién es el destinatario de su mensaje, es decir su lector, el texto tampoco resultará claro.
Cohesión y Coherencia Textuales
La coherencia de un texto descriptivo la garantizan principalmente dos operaciones la referencia y la cohesión léxica. Es decir, un aspecto anterior a lo que se va a escribir y la armonía entre las partes de lo que se está escribiendo.
La referencia a la que se remite el lector se obtiene por elementos llamados anafóricos, como los pronombres personales, posesivos, los demostrativos, los relativos. Todos estos elementos cumplen una función anafórica cuando se refieren a otros elementos del texto aparecidos previamente en la lectura.
La cohesión léxica es asegurada mediante la repetición de palabras o la utilización de series de ellas, relacionadas por sinónimos, contrastes o, simplemente, relaciones por conocimientos compartidos del mundo, en las operaciones de puesta en relación de un tema.
Este tipo de relaciones semánticas no son únicamente de los textos descriptivos, pero son una de las estrategias más utilizadas en estos textos, no solo para cohesionarlos, sino también para hacerlos progresar.
Otra operación es la aparición de subtemas, es decir, la aparición progresiva de nuevos temas-títulos; también es característica de la descripción o la explicación. Uno de los rasgos diferenciadores de las descripciones en relación con las narraciones es que aceptan una variedad de temas, mientras que las narraciones se articulan sobre la base del mismo tema, normalmente el sujeto gramatical.
Así pues, por lo que se refiere a la progresión temática, las secuencias descriptivas del texto siguen, en general, el modelo de progresión lineal, en el que cada información nueva (parte, propiedades, elementos de puesta en relación, etc.) que se atribuye a un tema se convierte en tema de una nueva proposición.