A fines del siglo XV, algunas tribus indígenas habían evolucionado desde simples conjuntos de aldeas hasta poderosos imperios con desarrollo político, cultural y social complejos. Tres (3) fueron los grandes imperios amerindios: el Maya, el Azteca y el Inca.
Los mayas cuyo desarrollo se extiende desde el siglo VI hasta la llegada de los europeos (cuando la tribu estaba ya en plena decadencia) fueron maestros en arquitectura e ingeniería, como lo demuestran las ciudades de Chichén Itzá, Uxmal y Mapayán.
Los sacerdotes mayas fueron excelentes astrónomos y elaboraron el calendario más exacto, hasta antes del siglo XVI, crearon el sistema vigesimal e inventó el cero, casi por la misma época en que se lograba tal avance en la India y desarrollaron los jeroglíficos.
Un siglo antes de la llegada de los conquistadores españoles, los aztecas o mexicas consolidaron su dominio sobre los pueblos vecinos de Texcoco y tlacopan con los que formaron la confederación bajo el dominio de los aztecas.
La capital azteca era Tenochtitlán y causó asombro a los conquistadores españoles por su belleza, tamaño, organización y limpieza.
El imperio Inca, conjunto de comunidades indígenas dominadas por el pueblo quechua.
Antes de ser sometidas por los quechuas, esos grupos obtenían su subsistencia al trabajo agrícola realizado por las comunidades aldeanas –los ayllu-.
Después de la formación del Imperio Inca hubo profundas transformaciones. Las comunidades perdieron el control de las tierras que cultivaban; éstas pasaron al Inca o emperador y los campesinos fueron sometidos a un régimen de trabajo obligatorio.
Tanto en el Imperio Inca como en el azteca, la educación fue de gran importancia, favoreciendo la dominación ejercida por los emperadores y sus funcionarios.
Cuando llegó a México el conquistador Hernán Cortés (1519), hubo tribus como los totonacas y los tlaxcaltecas que le brindaron su apoyo, buscando liberarse de la opresión azteca. En el caso de Francisco Pizarro, en el Perú, también hubo tribus que cooperaron con las invasiones españolas para eliminar el imperio del Inca.
A lo largo del siglo XV, las monarquías europeas buscaban abrir nuevas rutas comerciales de especies y bienes de lujo para asegurar el intercambio directo con los países asiáticos, para disminuir costos, pues, generalmente los productos de China o India, antes de ser adquiridos por los europeos eran comercializados por los mercaderes árabes, quienes accedían a ellos a través de dos (2) rutas: la ruta de la seda y otra marítima, la ruta de las especias. También había motivos de carácter religioso, pues querían detener la propagación de la religión musulmana.
Quienes iniciaron esta búsqueda fueron los reinos de la península ibérica, lo que hoy conocemos como España y Portugal, surgiendo entre ellos una fuerte competitividad.
A finales del siglo XV, España estaba formada por cuatro (4) reinos: Castilla, Aragón, Navarra y Granada. En 1469 los herederos de los dos (2) reinos más importantes, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, contrajeron matrimonio, en un primer momento la integración territorial no se acompañó de una unificación política, la consolidación de tal unión se realizó en 1479, a raíz de la victoria de Isabel en la guerra civil que, por la sucesión del trono castellano, la había enfrentado con su sobrina, Juana la Beltraneja y el acceso al trono de su esposo Fernando II, como único heredero de la corona aragonesa. Así, los monarcas de estos dos (2) reinos pusieron propósitos de gobierno, en común, entre ellos, la conversión de la totalidad de los habitantes de la península a la religión católica y se cumplió en su totalidad en 1492, cuando se expulsaron los musulmanes y por eso se conocen como los Reyes Católicos.
Entonces, los dos (2) soberanos manifestaron una actitud expansionista, estableciendo un sistema que implicaba:
Después de muchas negociaciones, los Reyes Católicos y Cristóbal Colón, el 17 de abril de 1492 firmaron las Capitulaciones de Santa Fe.
Las capitulaciones eran básicamente un contrato por medio del cual, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón le concedían al marino italiano beneficios por las exploraciones y tierras que encontrará.
Cristóbal Colón con su tripulación, zarparon de Palos de Moguer el 3 de agosto de 1492, tras días de no divisar continente plano, Colón decidió cambiar de rumbo hacia el suroeste, pudiendo llegar a suelo americano el 12 de octubre del mismo año.
Los españoles pensaron que estaban en las Indias, por lo cual llamaron indios a los nativos que encontraron, pero llegaron a una isla del actual archipiélago de las Bahamas, la cual Cristóbal Colón bautizó como San Salvador.
Luego de tomar posesión a nombre de los Reyes Católicos, Colón exploró la zona, descubriendo islas, como La Española y Juana (hoy Cuba).
El segundo viaje de Colón se dedicó a fomentar el buen trato a los nativos para favorecer la conversión al cristianismo y fundar un asentamiento permanente para establecer un intercambio comercial directo con la metrópoli que beneficiaría a la corona y al él mismo.
El 25 de noviembre salió del Puerto de Palos, tomó otro rumbo hallando nuevas islas; cuando llegaron a la española encontraron los hombres muertos y todo destruido, tuvieron que salir halando un nuevo sitio donde fundaron, el 6 de enero de 1494, La Isabela, la primera colonia española en el nuevo mundo.
En el tercer viaje tuvieron los mismos problemas que en el segundo y la corono envío un juez para que solucionara el problema. Francisco de Bovadilla, destituyó al almirante de su cargo, lo encarceló y lo hizo regresar a suelo español.
El último viaje fue en abril de 1502, como los reyes le prohibieron a Colón desembarcar en La Española, no encontró tierra firme y regresó a España donde murió el 20 de mayo de 1506.
La llegada al Nuevo Mundo trajo como consecuencia que se revisara el Tratado que Castilla y Portugal habían firmado en 1479 para definir la repartición de territorios que ambos reinos tenían alrededor del mundo. Como el soberano portugués, Juan II, decía que las islas descubiertas por Colón le pertenecían, la monarquía hispánica acudió al papa para un acuerdo definitivo, como resultado se tuvo el Tratado de Tordesillas, documento por medio del cual Portugal tomó posesión de buena parte de lo que hoy es Brasil, mientras que la corona española, aseguró su dominio sobre el resto del continente y sentó las bases de su imperio colonial.
Los europeos establecieron colonias organizadas, según el modelo administrativo español. Este sistema subsistió desde principios del siglo XVI hasta comienzos del siglo XIX y dio origen a la época colonial. Este proceso se caracterizó por una actitud no pacífica de los indígenas frente a los maltratos de los europeos y los colonizadores no quisieron seguir viviendo con el pago de un sueldo a sabiendas de que podían adquirir enormes fortunas si tenían éxito en la búsqueda de oro.
Debido a muchas situaciones de rebelión en las regiones conquistadas se nombró una autoridad para imponer el orden en los territorios, decisión que culminó con la llegada de Francisco de Bovadilla en La Española en el año 1500, iniciándose una nueva etapa del proceso colonizador, donde: se otorgo plena libertad a los expedicionarios para organizar empresas de conquistas destinadas a la obtención de oro y la concesión de utilizar mano de obra indígena en la realización de trabajos que requerían gran esfuerzo, la explotación de las minas y la construcción de navíos o edificaciones. El sistema usado para distribuir la mano de obra fueron los repartimientos.
Hacia 1502; Nicolás de Ovando llegó a América para consolidar el régimen de colonias ya iniciado. Cuando los conquistadores tomaban posesión de las tierras conquistadas leían el Requerimiento, documento que informaba a los indígenas que venían en nombre de la monarquía hispánica para convertirlos en súbditos del reino y difundir la fe cristiana.
Los primeros años del siglo XVI se caracterizaron por importantes descubrimientos que concluyeron con la conquista de los imperios que ocupaban el territorio americano. Las expediciones fueron: una, con rumbo a Panamá, desde donde siguió a Perú; y la otra se dirigió hacia Cuba y siguió a México. La primera en 1532, encontró la cultura Inca; la segunda, penetró en el territorio mexicano en 1519, fecha en la que Hernán Cortés entró en contacto con la civilización azteca. A este período se le conoce como fase continental.
En el imperio Inca, los conquistadores bloquearon el paso de alimento, obligando a la población a rendirse por hambre; luego, los peninsulares apresaron a las autoridades aztecas, destruyeron algunos edificios principales, secaron e iniciaron la construcción de un asentamiento que posteriormente se convirtió en el centro de toda la red de ciudades instaladas en las Indias. La red, estaba conformada por una capital, un puerto y varias ciudades menores, denominadas villas.
La rápida disminución de la población americana propició que la Corona creara, hacia 1561, el resguardo, un régimen de distribución de tierras para comunidades nativas, para separar a los indios de los demás grupos raciales que conformaban la sociedad colonial a través de su concentración en pueblos o territorios específicos.
Pese a que el proceso de conquista culminó en la década de 1570, las civilizaciones más importantes del continente americano ya habían sido colonizadas treinta (30) años atrás.
En el transcurso de los siglos XVI y XVII, mientras permaneció en el trono establecieron con el propósito la formación de una sociedad típica española en suelo americano, fueron:
El virreinato, fue la entidad política más importante de la época de la colonia; era un extenso territorio conformado por la unión de varias gobernaciones. En los siglos XVI y XVII, se establecieron dos (2) virreinatos: el de la Nueva Española y el de Perú. En el siglo XVIII, bajo la monarquía de los Borbones, se fundaron en Río de la Plata y el de la Nueva Granada, constituido por lo que hoy es Colombia, Panamá, Venezuela y Ecuador.
Inicialmente, el virreinato era vitalicio pero luego se otorgaba por cinco (5) años.
Las gobernaciones, entidades políticas que, en general, abarcaban territorios bastante extensos. Estaban constituidas por villas, ciudades y una capital donde vivía el gobernador, que debía realizar las tareas de tipo político y militar.
Las capitanías generales, eran gobernaciones especiales en zonas distantes de la capital virreinal para solucionar, principalmente, problemas de defensa. Estaban administradas por un capitán general.
Las reales audiencias, instituciones encargadas de impartir justicia y a veces, funciones de gobierno. Tenían potestad sobre varias gobernaciones y a veces sobre una capitanía general. La componían dos (2) oidores o jueces.
El cabildo, era el organismo encargado de regular el funcionamiento de las ciudades o de las villas. Estaba integrado por uno (1) o dos (2) alcaldes ordinarios, de acuerdo del tamaño de la urbe, así como varios concejales o regidores, quienes debían tomar las decisiones.
En las grandes capitales, también existía la figura del corregidor o alcalde mayor que dependía del virrey, del gobernador o del capitán general. El cabildo podía ser abierto, cuando se reunía toda la población, o podía ser cerrado, cuando participaban sólo los empleados municipales.
El último monarca perteneciente a la familia de los Habsburgo fue Carlos II, quien murió sin tener descendientes. Este heredó el trono hispánico a Felipe de Anjou, segundo nieto del rey de Francio, Luis XIV, pero Naciones como Inglaterra, los Países Bajos, Austria, los Estados Alemanes y el reino de Aragón no aceptó el nombramiento y apoyaron a Carlos de Austria en su pretensión de obtener el Imperio Español. Esta decisión desencadenó la guerra de sucesión en el continente europeo y finalizó con la victoria de Felipe V.
La llegada de la dinastía borbónica a la Península Ibérica generó cambios en el régimen político colonial, las cuales fomentaron los primeros movimientos independientes americanos; el nuevo soberano quería fortalecer económicamente el Imperio para hacer cada vez más dependientes de la metrópoli a los virreinatos del Nuevo Mundo.
El rey que logró este proyecto fue Carlos III, quien accedió al poder en 1759 e impulsó las reformas borbónicas, que se caracterizaron por : centralizar en el soberano el sistema administrativo de las Indias, para crear una monarquía unitaria que asumiera los gastos que generaban los enfrentamientos del reino ibérico con otras naciones europeas; expulsar a los criollos de los cargos públicos; hacer de las colonias del Nuevo Mundo centro productores de materias primas como algodón, madera, azúcar, que eran transportadas a España para convertirlas en artículos manufacturados; desarrollar nuevas técnicas de explotación para la minería para hacerla más rentable; crear nuevos impuestos sobre las mercancías de primera necesidad para la población nativa, como tabaco o aguardiente, permitir la libre comercialización de los productos y establecer un régimen de intendencias por medio del cual, los virreinatos y las capitanías quedaban bajo la dirección de un intendente nombrado por el rey. Con esta medida se limitó el poder del virrey y del capitán.
Estas disposiciones provocaron insatisfacción de la sociedad colonial; al iniciar el siglo XIX, cuando la península Ibérica fue invadida por los ejércitos de Napoleón, general francés, encarceló en 1808 encarceló a Fernando VII y le otorgó el trono hispánico a su hermano José Bonaparte. La consecuencia más importante de esto fue que algunas ciudades americanas, entre ellas Santa Fe (actual Bogotá), ubicado en el virreinato de la Nueva Granada, decidieron rebelarse contra dicha invasión, suceso que terminó con la proclamación de su Independencia del Estado español.