En África existieron imperios que conformaron una organización política compleja por la unificación de varios reinos. Entre los reinos africanos están. Malí, Songhai, Kanem´Bornú y Yoruba.
Imperio Malí
Fue fundador del imperio situado en la parte alta de los ríos Senegal y Níger, al oeste africano. Su historia es a partir del siglo XI.
La sociedad estuvo conformada por morabitas, artesanos, guerreros y personas libres que pagaban su tributo en forma de prestaciones personales y como soldados en la guerra; también hubo esclavos.
El comercio transahariano integró y estabilizó el imperio; éste y los impuestos fueron la principal fuente de los recursos económicos.
Imperio de Songhai
Su origen se remonta al año 500, cuando los sorko y los gabibi, de las regiones centro-este del Chad y de Benué, se establecieron en las orillas del río Níger.
Los esclavos libertos daban al rey un tributo a comienzo de cada año. Los impuestos y las contribuciones fueron los ingresos más importantes del impuesto. Los habitantes de Songhai usaron como moneda la sal, los cauris y el oro. Los reyes Askia unificaron el sistema de peso y medidas.
Todos los funcionarios fueron leales al rey y a sus jefes superiores, y tuvieron una conciencia de permanencia al conjunto que podría denominarse nación.
El imperio de Songhai fue islamizado y las ciudades de Dchenné, Tombukú y Gao fueron reconocidas como centros universitarios especializados en el estudio de jurisprudencia, lenguas y ciencia islámica.
Imperio Kanem-Bornú
Entre los siglos IX y XVII, Kanem-Bornú fue el tercer imperio en extensión. Su área de influencia comprendió desde Egipto hasta el norte del actual Camerún y del Níger al Nilo. Fue un imperio descentralizado, cuya máxima autoridad era el sultán o mai, quien tuvo carácter divino. Su consejo, formado por doce (12) emires o príncipes, estuvo encargado de la administración territorial y funciones políticas.
Este ejército fue uno de los más grandes del continente africano que emprendió conquistas territoriales que posibilitaron la expansión del imperio, que se sostuvo por el pago de tributos.
Reino Hausa
Hacia el siglo XII, los hausa se instalaron entre el río Níger y el lago Chad. Allí, los sao, población autóctona de la región, se habían mezclado con pueblos saharianos como los tauregh, esto dio como resultado el surgimiento de civilizaciones con hermosas ciudades-Estado como kano, Gobir y Zaria.
Los hausa unieron a África negra con el norte y el este, combinaron la agricultura con los talleres de tejidos, zapatos y objetos metálicos, e intercambiaron cobre por arroz para alimentar forjadores de hierro.
Aquí, surgió una burguesía comercial emprendedora, y una burocracia aristócrata.
El islam influyó en la organización fiscal: cobraron el zaqat, que era un impuesto por el uso de la tierra, el ganado, los artículos de lujo y por ejercer profesiones como la tintorería.
De la fusión del islam con formas pre-islámicas y elementos hausa, resultó una cultura rica que sirvió como vínculo cultural y comercial entre todas las regiones de África.
Reinos Yoruba
Se desarrollaron al occidente de África, al sur de Nigeria, Benín y Togo. Es posible que los yoruba llegaran del este entre los siglos VI y XI, creando una brillante civilización urbana que alcanzó su mayor apogeo entre los siglos XV y XVI. Sus ciudades Oyo, Ife y Benín formaron la trilogía Yoruba.
Ife y Oyo gozan de prestigio internacional por sus obras artísticas en latón y barro cocido; así mismo, por conocer la técnica de la cera pérdida. Existieron maestros de la madera, el hierro, el marfil, el cuero y los tejidos. Su arte se compara con el arte griego, pero mejorado con la vivacidad, la expresión y el movimiento de las representaciones humanas.
Los reinos Benín surgieron al oriente del Ife, cerca a la desembocadura del río Níger. En el siglo XV, Benín alcanzó su apogeo con el médico y soldado, el oba Eware. El rey fue sacerdote, justiciero y jefe político y tenía el monopolio de las operaciones comerciales.
La estabilidad de estos imperios se relacionó con el auge y el éxito de sus economías. Por esto, reyes como Ghana y Malí se preocuparon por la seguridad de las caravanas y la honradez en las operaciones comerciales.
El oro, el marfil, la nuez de kola, las pieles, la pimienta, la goma y los esclavos fueron las mercancías que África Occidental proporcionó, a través del comercio transahariano, a las distintas poblaciones ubicadas al norte, sur, este y oeste del desierto del Magreb. África Occidental adquiría de estas poblaciones sal, lingotes de hierro, cobre, telas, perlas y trabajos manuscritos.
Las ciudades mercantiles controlaron los centros regionales y unieron las distintas regiones de África con el Mediterráneo, el Atlántico, el mar Rojo y el Índico.
Reinos Centroafricanos
El reino del kongo se fundó aproximadamente en el año 1275 con capital en Mbanza-kongo, y posiblemente logró su unidad política en el siglo XVIII, se expandió por las tierras de los ríos Congo, Cuango y Cuanza.
Los reinos de Loango y Ndongo fueron tributarios del rey o Mani-kongo.
El reino se dividió en seis (6) provincias, controladas cada una por una gobernación que recaudaba los impuestos en nzimbu –conchas-, rafia –palmera- y ganado.
Reinos del Oriente y Sur
Entre los siglos XIII y XV, en los actuales territorios de Uganda, Kenya, Tanzania y Malawi, existió la civilización azania. La civilización nandi, asentada en el mismo lugar por la misma época, utilizó el sistema de terrazas y construyó canales para la irrigación con tuberías de hierro. Además, elaboraron embarcaciones que comunicaban la región con el mar Rojo con el Índico y trabajaron el cobre, el oro y el estaño.
En el sur, cerca al siglo IV d.C, se desarrolló la civilización del Gran Zimbabwe o la gran casa de piedra, lugar donde se encontraba el palacio real, que demuestran la genialidad en su diseño y construcción.
Hacia el siglo XV, en el valle del río Zambeza, se fundó un imperio que comprendió desde el desierto de Kalahari hasta Sofala, en el Índico. Este imperio se extendió entre los siglos XV y XVI por su activo comercio de porcelanas, alfarería, oro, marfil y esclavos.
Debilitamiento y desintegración de los imperios africanos
África decayó entre los siglos XVI al XVIII por el impacto de la trata de esclavos, la influencia de la religión islámica y cristiana, la penetración del sistema capitalista por parte de los europeos y la modificación de las relaciones entre musulmanes y africanos, cuando los musulmanes quisieron expandir sus dominios y asegurar el comercio en el oeste del continente.
En el siglo XV, Europa necesitaba oro, los musulmanes intermediarios se encargaron de proporcionar estas mercancías, pero resultaban costosas; entonces, los europeos iniciaron expediciones para encontrar una ruta que los llevara directamente a las Indias orientales; además, los europeos visitaron África para luchar contra el islam, apoyando el reino cristiano de Etiopía. Así, la expansión del cristianismo fue paralela al crecimiento del comercio.
Otro evento que sufrió África fue la esclavitud, practicada por europeos, musulmanes y africanos, pero las formas de esclavitud entre los africanos nunca alcanzaron las dimensiones de la esclavitud europea. En África existió el sistema denominado Jonya, (palabra que significa cautivo), donde el cautivo tenía derecho a poseer lo que él producía y podía alcanzar la categoría social y política de la clase dirigente a la cual pertenecía, tenía sus propios esclavos e, e incluso podía convertirse en soberano.
Con la llegada de los europeos, este sistema esclavista se modificó totalmente. A partir de 1442, los portugueses comenzaron a capturar africanos para trasladarlos a Lisboa y venderlos como mercancía. En seguida, los ingléses y franceses adquirieron esclavos negros para lucirlos. Más tarde, la conquista de América utilizó mano de obra africana para el trabajo en las plantaciones y en las minas a causa del descenso demográfico de la población indígena.