La novela es una forma literaria que pertenece al género narrativo, ya que se van contando sucesos reales o ficticios matizados con descripciones de diferente índole. La novela es más extensa que el cuento y tiene mayor profundidad en la temática. Su estructura: iniciación, nudo, clímax y desenlace permite que el lector siga un ritmo de interés constante.
El diálogo y el monólogo también se utilizan, ya que los personajes intercambian ideas, conversan. El monólogo se utiliza cuando uno de los personajes dialoga consigo mismo, reflexiona internamente. El tiempo y el espacio son importantes.
El tiempo es la época del desarrollo de la acción. Espacio, lugar o lugares donde se suceden los acontecimientos.
Los personajes son principales, secundarios y terciarios, de acuerdo con la importancia que tengan dentro de la trama. Muchas veces cambian en esa importancia según la visión del lector. Las novelas tienen varias divisiones: realistas, costumbristas, psicológicas, sociológicas, de ficción, policíacas, de protesta, históricas. También existe la novela urbana y la rural. Hoy ha tomado mucha importancia la novela urbana, la que se desarrolla en las ciudades ya que el hombre ha emigrado a los centros comerciales, culturales e industriales. Otros estilos son los indigenistas y de la selva, especialmente en América Latina. En la indigenista tenemos a Jorge Icaza (ecuatoriano), con Huasipungo, y en la segunda a José Eustasio Rivera (colombiano), con La vorágine. Hay escritores que poseen todas estas condiciones y cultivan todos los estilos, como es el caso de Gabriel García Márquez. El éxito de una novela está en el vigor que el autor ponga a sus personajes, a la trama, a los espacios. Suele suceder que temas bien importantes no se trabajan con intensidad, y esto hace que se pierda el interés por parte de los lectores. La novela pertenece a los estilos literarios más difundidos.