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Relaciones Interpersonales y Públicas


Las relaciones interpersonales llenan nuestras vidas, están presentes en todos los ámbitos en que nos manejemos, siendo un aspecto básico y esencial de nosotros. Son esas conexiones que entablamos con otras personas; y que tengamos buenas o malas relaciones con ellas, en un gran porcentaje depende de cada uno, constituyéndose así las relaciones interpersonales en una habilidad personal con la que nacemos, pero que se debe desarrollar y perfeccionar en todo momento de la vida, para que cada día sean mejor y más provechosas.

En el mundo laboral, donde existe una importante gama de relaciones interpersonales (relaciones de compañeros de trabajo, de empleado-jefe, con clientes, directores, proveedores, etc.), la habilidad de construir buenas interacciones termina siendo una competencia que no se debe descuidar, pues forma una importante base para un mejor rendimiento laboral y empresarial.

Desde este punto de vista laboral, podemos afirmar que las relaciones interpersonales se entienden como la capacidad que tiene la persona de cooperar y trabajar con sus compañeros, establecer una meta a conseguir y organizar el trabajo diario para no entorpecer el desempeño del resto. Las relaciones entre compañeros de trabajo deben basarse en el respeto, el buen trato y la cooperación. Y, por su parte, las relaciones entre empleado-jefe tienen un sustento con base en la efectividad, productividad, utilidad y obediencia, pero todo en límites precisos, ya que si se tornan excesivas pueden devenir en estrés, acoso laboral y otros inconvenientes de este estilo.  

Las claves para lograr buenas relaciones interpersonales 

Potenciar esta habilidad y llegar a tener excelentes interacciones es una herramienta esencial para nuestro progreso, entendido este desde todo punto de vista (personal, laboral, educacional, etc.). La vida se maneja por medio de las relaciones, y según como estas se den, dependerá el resultado final. De nada sirve que, por ejemplo, en el trabajo nos llevemos mal con compañeros, menos aún con jefes, por eso la actitud, predisposición y respeto que se tenga en el feedback de la relación, es esencial. Si bien existe mucha gente malhumorada, difícil y hostil, se deben controlar y manejar las emociones negativas que ellos motiven, y demostrar que, en esa relación, uno no es el problema. 

Para que el objetivo de conseguir y mantener relaciones favorables se cumpla, se deben basar siempre en el respeto; comunicarse y actuar con sinceridad, y nunca referirse a otra persona con tono agresivo ni acusador.

Hay que aceptar que todos somos diferentes, y no tratar de querer cambiar a alguien. Si se pone la atención en el actuar ajeno, y se trata de amoldarlo a como uno lo desee, no se podrá llegar a buen término en esas relaciones. Lo que se debe hacer, contrariamente a los impulsos que se suelen tener por querer que las cosas sean a la manera de uno, es enfocarse, justamente, en uno mismo, cambiar las actitudes propias hacia la otra persona, y seguramente las respuestas de ella también cambiarán.  

Otra de las claves está en invertir el tiempo que la relación demande, tomándola como un verdadero compromiso. Hay que cuidarla, incentivarla, y en caso de que haya malos entendidos en la relación, se debe tomar el tiempo que requiera para limarla, aunque este sea mucho.

Demasiadas veces se dejan pasar situaciones que no agradan, o palabras que disgustan, y, justamente, por no dedicarle el tiempo a esas sensaciones que nos provocaron, las relaciones terminan desgastándose y tornándose progresivamente más ásperas, porque en realidad esas sensaciones no se fueron, siguen estando y haciendo eco en nosotros. Por eso, tómense todo el tiempo que sea necesario para cuidar las relaciones. Los malos entendidos en el trabajo son usuales y pueden provocar un ambiente para nada grato, más entre compañeros, resultando perjudicial para todos.

Otro punto de atención está en escuchar y comprender que en las relaciones no somos los únicos partícipes. No hay relación interpersonal que se pueda mantener en donde solo uno sea el que se exprese. Toda interacción tiene, al menos, dos partes que deben interactuar. Si uno no sabe escuchar, la comunicación se tornará unilateral, y no se puede conseguir una buena relación de esta manera.

Generar un ambiente constructivo, donde todos se sientan parte, también será de gran ayuda para potenciar las relaciones. Si se está en un ambiente de trabajo, donde hay personal de muy variadas edades, se debe escuchar a todos, y no desmerecer opiniones ni ideas porque las haya manifestado un joven o alguien más humilde.

Lo imprescindible es contar con una comunicación abierta, sincera y respetuosa. Se debe demostrar una actitud que inspire confianza en todo sentido, tanto en los dichos como en las acciones. Así, la base con la que se formen las relaciones interpersonales, no podrán ser malas.

Al conseguir este objetivo, óptimas relaciones interpersonales, las únicas sensaciones que se tendrán son: satisfacción, autenticidad, compañerismo y efectividad, entre otras, con lo que se lograrán mejores resultados y rendimientos en el trabajo. Por el contrario, si la actitud de una persona no permite llegar a buenas interacciones laborales, se experimentarán sensaciones de frustración, ansiedad, agresividad y enojo, lo que conduce al peor de los resultados: la deserción laboral o, peor aún, el despido por parte de la empresa.

Puntos a considerar para mejorar las relaciones interpersonales 

Como se habrán dado cuenta, las relaciones que cada uno logre, marcará, en gran medida, los aciertos o fracasos, tanto laborales como en otros ámbitos. Para que puedan hacer un autoanálisis de cómo interactúan, y conducir sus propias relaciones a mejores términos, les propongo que lean y practiquen los siguientes puntos:

  • Comuníquense respetuosamente, meditando sus palabras.
  • Aprendan a separar las cuestiones personales de las laborales.
  • No proyecten enojo hacia otras personas. El consejo de respirar profundo y contar hasta 10, aunque algunos no lo crean, es efectivo (¡a lo sumo cuenten hasta 50!)
  • No reaccionen con base en sentimientos, estos podrían ser una mala influencia para las relaciones laborales
  • Escuchen y presten atención cuando les hablan. Demuestren interés.
  • No den por sentado algo que estén pensando. No piensen por otro, pregunten y reafirmen sus pensamientos, no deben quedarse con dudas e inquietudes.
  • Tengan presente que el cuerpo habla. Para buenas relaciones es importante conocer cómo se comunica nuestro aspecto físico para que seamos un todo coherente.
  • Sean precavidos; pidan perdón cuando se equivocan.
  • Busquen puntos en común con las otras personas, no se centren en las diferencias.
  • Ayuden, sean solidarios y cooperen.
  • Tengan una actitud positiva, predispuesta, ¡y mucho buen humor!