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Colombia en el Siglo XIX



Primera Parte del Siglo XIX


Los países latinoamericanos empezaron con muchos problemas la consolidación de sus Estados.

La primera gran crisis presentada terminó con la disolución, en 1831, de la Gran Colombia, la idea de integrar Venezuela, Nueva Granada y Ecuador no se dio por diferentes disputas internas.

Otro conflicto fue con el Senado grancolombiano, que no fue reconocido por líderes bolivarianos; las reglas pactadas en la Constitución de Cúcuta de 1821 fueron desacatadas por algunos seguidores de Bolívar y terminaron por proclamar al Libertador como dictador de la Gran Colombia, lo que generó la reacción de los santanderistas.  Esta división provocó un atentado contra Bolívar en Bogotá (en una noche septembrina).

Durante el siglo XIX, las constituciones fueron desconocidas por quienes estaban descontentos con el régimen y se convirtió en fuente de conflictos.  Esto, a su vez dio lugar, a que las constituciones fueron más el resultado de las guerras civiles que un consenso entre los diferentes partidos y sectores de la sociedad; el vencedor de cada guerra imponía su orden constitucional  que reflejaba su proyecto político y le permitía mantener su hegemonía (supremacía absoluta sobre el resto de la población o sobre otros países) y los vencidos no se sentían representados y tomaban las armas para cambiar las cosas.

Las razones para no poder formar una gran Nación entre Ecuador, Venezuela y Colombia se debió a la incapacidad de llegar a un acuerdo constitucional y a la incomunicación de las provincias y regiones que facilitó que cada uno desarrollará dinámicas independientes, cada región aislada tenía sus propios “caudillos”, es decir, jefes militares de la guerra de independencia, provenientes de las familias más acaudaladas de la región, que manipulaban a conveniencia los pueblos, era poseedor de tierras, el patrono que ofrecía trabajo y protección y resolvía conflictos; era carismático y poderoso; sabía leer y escribir y estaba capacitado para mediar con las autoridades estatales.

Estos militares y sus ejércitos fueron los protagonistas en la primera mitad del siglo XIX.  En la guerra civil de 1840, se llamaron los “jefes supremos”, aparecieron en Cauca, los Llanos y Antioquia y su capacidad para desafiar el pode central fue alta.

Debido a la división regional, algunos pensadores políticos, principalmente liberales, sugirieron crear un orden federal, como el que existía en Estados Unidos. Este tipo de poder concedía  amplía autonomía a las regiones y competía con el modelo centralista inspirado en Francia, donde una autoridad central fuerte controlaba y limitaba la autonomía de los diferentes territorios.

El caudillismo impedía el centralismo, debido a esto la Gran Colombia se fragmentó y se dieron las primeras guerras civiles en el territorio de la actual Colombia, como la de los Supremos.  La base del caudallismo era la organización socioeconómica, la mentalidad reinante y la comunicación interregional.

En el proceso de formación de la Nación, los caudillos tuvieron un papel fundamental; su marcada presencia impidió las largas dictaduras que se presentaron en otros países de Latinoamérica.

Además, en Colombia surgió  un nuevo pacto de tipo democrático que sustituía el pacto colonial.  En el nuevo orden democrático instaurado con la Independencia se estableció un régimen legal basado en la igualdad; la unidad básica sería el individuo que valía igual que los demás, sin importar el apellido ni el color de la piel; se suponía que las personas tendrían derechos políticos: derecho a opinar libremente, a organizarse, a intervenir en asuntos del Estado y a establecer industrias o empresas.  Pero en la  práctica estos derechos no cobijaron a todas las personas; por ejemplo, los esclavos no lograron la libertad, las mujeres no tuvieron derechos políticos ni los vagabundos ni los miserables.

Los derechos ciudadanos ha variado, en algunos momentos del siglo XIX los varones eran mayores a los 21 años, en otros, los derechos ciudadanos se restringieron a quienes tenían un nivel alto de ingresos y supieran leer y escribir.  En todo caso, Las mujeres, en el siglo XIX, no tuvieron derecho a votar ni a participar en política y eran consideradas como menores de edad, al igual que los indígenas, campesinos sin tierras y analfabetos. La libertad para los esclavos se consiguió en 1851.

La democracia  fue un proceso lento y tortuoso y que aún hoy en el siglo  XXI está inacabado, sin embargo, en la historia de Colombia se han dado pasos, por ejemplo, se han dado elecciones, se organizaron los partidos políticos Liberal y Conservador,  se hizo proselitismo político entre los sectores con derecho a votar y se fundaron periódicos donde se habla sobre la situación económica, política, social y religiosa.

Sin embargo, todavía aún hay fraudes electorales, se impide que ciertas poblaciones puedan votar libremente, no se consulta la opinión del pueblo y la prensa no siempre refleja un debate racional y argumentado.

Los Partidos Tradicionales


Como parte de las Instituciones democráticas, durante 1848 y 1849 se crearon los partidos políticos Liberal y Conservador en Colombia.  Estos partidos sustituyeron a los bolivarianos y los santanderistas.

En sus inicios, estos partidos diferían  fundamentalmente en sus opiniones sobre educación y religión; además, los liberales  preferían un estado federal y los conservadores optaban por el centralismo; a los liberales los inspiraban los autores ingleses, estadounidenses y a algunos franceses y proponía un cambio rápido en las costumbres asociadas a la época colonial  y los conservadores se llamaban el partido del orden y del respeto a las tradiciones , recibieron influencia de pensadores católicos franceses y en particular en algunos autores españoles que consideraban afines a la realidad colombiana; mientras los liberales aspiraban a realizar cambios revolucionarios, los conservadores preferían mantener el orden social existente. Ambos partidos pensaban que Colombia estaba en un estado de “barbarie” y debía ser civilizado pero los conservadores  creían que la civilización debía basarse en principios católicos y en una ética cristiana y los liberales consideraban veían a Estados Unidos como modelo de civilización y a la iglesia católica como causa de la barbarie.

Estas diferencias causaron conflictos políticos y religiosos, pues, el Vaticano rechazaba los postulados liberales, los consideraba engaños, contrarios a la fe.  El papado les prohibió a los católicos participar en política y criticó la democracia del momento tras las revoluciones liberales (Independencia de Estados Unidos, Revolución Francesa, independencias de los países hispanoamericanos).

En  Colombia, los primeros periódicos se opusieron al liberalismo, a finales de 1830, hablaban de organizar las mayorías católicas en un partido basado en los valores de la fe cristiana e invitaba a luchar contra el liberalismo, ya que,  estos últimos proponían la libertad de cultos, así como medidas para reducir los privilegios históricos de los que gozaba la iglesia católica, como expropiación de los bienes de la iglesia, el cambio de uso de algunos edificios conventuales para la enseñanza pública y la separación de los poderes Iglesia-Estado que abría la posibilidad del matrimonio civil, el divorcio y una educación no controlada por el clero católico.

Una consecuencia del conflicto entre la iglesia y los liberales se evidenció en la guerra de los “conventos menores” o de los “conventillos” por la determinación de convertir los conventos con un número reducido de religiosas, en lugares de enseñanza pública; esta medida fue mal recibida por algunos altos jerarcas religiosos de la religión suroccidental de Colombia, en particular Fray Villota, en Pasto, el religioso inició una  movilización de desobediencia contra el gobierno del presidente José Ignacio de Márquez (1837 -1841), logrando la renuncia de las autoridades y la instauración de un gobierno de tipo teocrático en Pasto.

Otra consecuencia fue el caso de la “guerra de las escuelas” de 1871 -1872 que tuvo como origen una reforma educativa adelantada por los liberales con lo cual se pretendía llevar escuelas a los diferentes municipios del país que los conservadores no compartían, entre otras cosas porque en el grupo de la reforma habían profesores alemanes.

Otro problema de la época fue la situación educativa.  La mayor parte de la población no sabía leer ni escribir, por lo cual se daba una desigualdad entre alfabetos y analfabetos. Los letrados podían acceder al derecho y a la política mientras que los analfabetos no tenían voz.
Durante todo el siglo XIX y hasta mediados del XX, los niveles de escolaridad fueron muy bajos en todo el país, pues sobre la educación tampoco hubo consenso en los grupos políticos, más bien causó enfrentamientos ideológicos.

Los liberales en el poder elegían textos repudiados por los conservadores y los conservadores en el poder confiaban la educación a la iglesia.

A lo largo del siglo XIX, los textos más controvertidos fueron los de Jeremy Bentham, hablaba sobre la doctrina “utilitarista” que afirmaba que las personas obran de acuerdo con sus intereses y se guían por el mayor de ellos la búsqueda de la felicidad, que según Bentham, ayuda a construir una ciudad más próspera.  Para los conservadores esto era nefasto, este pensamiento carecía de moral, pues confiaba excesivamente en el libre albedrío que llevaba al libertinaje y para algunos, podría llevar al fin de la sociedad tradicional.

Segunda mitad del siglo XIX

El primer gobierno liberal llegó al poder en 1849, el presidente elegido fue José Hilario López.

López  favoreció las sociedades políticas liberales, conocidas como “sociedades democráticas” que lo apoyaron en su elección en el Congreso, esto no le gustó a los sectores que no simpatizaban con el liberalismo y a los propietarios de la tierra que en ocasiones se vieron saqueados por los grupos populares de  las sociedades democráticas.  A esto último no se le puso mucho cuidado y algunos propietarios se declararon en desobediencia creándose un nuevo conflicto aplicando la fuerza,  en el país y en donde la prensa conservadora criticaba al gobierno por su tolerancia  a las sociedades democráticas y por medidas como, expulsar a los jesuitas,  la libertad de enseñanza y la abolición de la esclavitud.

El liberalismo continuo siendo el partido dominante a pesar de los esfuerzos conservadores, teniendo una interrupción entre 1854 y 1860, siguiendo estos hasta 1885, cuando se pasa a una etapa de hegemonía conservadores en el país.

Durante 35 años de hegemonía liberal se produjo en el país:

  • Se reformó la educación en tres (3) ocasiones -1853, 1858 y 1863-.
  • Se presentaron guerras civiles en: 1851, 1861-1863 y 1871-1872.
  • Se le dio el golpe del general José María Melo en 1854.


Las constituciones liberales se caracterizaron por su fidelidad a los postulados del liberalismo colombiano del siglo XIX.  La constitución de 1863, llamada la Constitución de Río Negro fue un monumento a la doctrina liberal; estas constituciones exponían la abolición de la esclavitud, la libertad de imprenta y de palabra, la libertad religiosa, la libertad de enseñanza, la libertad de industria y comercio, la pérdida de algunos privilegios eclesiásticos, el sufragio universal, directo y secreto, la supresión de la pena de muerte, la abolición de la prisión por deuda, la disminución de las funciones del poder ejecutivo, el fortalecimiento de las provincias y regiones, abolición de los monopolios, de los diezmos y de los censos (impuestos para la iglesia católica), la abolición del ejército y la expulsión de los jesuitas.

Las constituciones federales permitieron una nueva forma de gobierno federal y siguiendo el principio de la igualdad se eliminaron la esclavitud y algunos privilegios.  Con estas medidas, el Estado adoptó la política de dejar hacer “laissez faire” que permitió la entrada de artículos importados, abolieron las propiedades comunales, como los resguardos indígenas y algunas propiedades de la iglesia fueron expropiadas.

Además y de acuerdo a la Constitución de Río Negro, el país tomó el nombre de Estados Unidos de Colombia, dando a entender que el país estaba compuesto por estados regionales, los cuales eran autónomos en cuanto a gobierno, algunas leyes y al manejo del orden público.  Las constituciones de 1853 y 1858 ya habían avanzado hacia el federalismo; por ejemplo la Constitución de 1858, llamó al país Confederación Granadina y este hecho se vio favorecido de los conservadores de Antioquia y Cauca que tenía sus beneficios para los conservadores.

Una nueva guerra civil, en 1885, terminó con el régimen liberal, emergiendo Rafael Núñez quien produjo un cambio radical en las instituciones colombianas, a este cambio se le llamó La Regeneración (1885-1903), Núñez que venía del liberalismo se alió se alió con pensadores conservadores, entre ellos Miguel Antonio Caro.

A través de la Constitución de 1886, Núñez y Caro buscaban regenerar a la sociedad, haciéndole modificaciones, a la cual se le hicieron modificaciones en el siglo XX pues se mantuvo vigente hasta 1991.

La regeneración terminó con el federalismo y consagró muchos principios conservadores.  Dentro de los cambios, estuvieron el centralismo y cambios en la educación y la religión, limitando la libertad de la expresión oral o escrita.

El centralismo implicó  mayor protagonismo del presidente con un período de cuatro (4) años, la dirección de las gobernaciones de departamento –como empezaron a llamarse las nuevas subdivisiones administrativas del territorio-  estaban a cargo de personas nombradas por el presidente para buscar la gobernabilidad en todo el territorio nacional.  Además, disminuyeron el número de elecciones.

El centralismo permitió la exclusión de los liberales que a la larga fue nocivo, quienes podían ejercer sólo  en la prensa y en las universidades privadas, bajo la vigilancia del Estado conservador, considerando justificada la vía violenta.  Este modelo fue uno de los motivos que desencadenó la guerra de los Mil Días y sirvió como propulsor de la violencia del siglo XX, pues la llegada del poder al liberalismo en los años treinta (30) supuso un cambio traumático, donde se dieron persecuciones políticas; en los años cuarenta (40) regresaron los conservadores que muchos de sus cambios se generaron en medio de la violencia.

Una de las consecuencias del liberalismo fue el desmonto del liberalismo, durante los primeros treinta (30) años del siglo XX, prácticamente no hubo líderes liberales visibles,  ni verdaderos candidatos liberales con posibilidades de ganar las elecciones, lo que se llamó  la hegemonía conservadores de 1903 a 1930.

El régimen conservador reservó a la iglesia católica un trato excepcional, revirtieron las reformas para disminuir la  influencia de la iglesia católica; el conservatismo mantuvo la tolerancia religiosa y la prohibición del impuesto del diezmo.  En 1887, se firmó el Concordato, ya que la mayoría de los colombianos profesaban la fe católica, donde la iglesia fue la encargada de velar por la formación moral de los colombianos.

La Regeneración se destacó por la fuerte relación entre  la religión y la política.  Incluso en los primeros treinta años del siglo XX, el arzobispo escogía el candidato oficial del partido conservador y se buscaba la coincidencia entre las leyes y los principios morales de la iglesia.

A finales del siglo XIX y a comienzos del siglo XX  (1899 – 1902)  se produjo la guerra de los Mil Días, donde murieron cerca de cien (100) mil personas, cerca del 2.5 % de la población actual.
Las causas del producto se dividieron en directa e indirectas.  La causa directa fue la  derrota de los liberales en las elecciones de 1898 y la puesta en el poder a un anciano conservador, Manuel Antonio Sanclemente, seguidor del partido nacionalista de Miguel Antonio Caro; para los liberales fue una maniobra y desconocieron la legitimidad del sufragio.

Entre las causas indirectas, estaban la crisis económica de la época; desde 1880, el café había empezado a convertirse en el principal producto de exportación colombiana y en una de las principales fuentes de ingreso, pero en 1896 comenzó a producirse una caída de los precios internacionales del grano, debido a la sobreproducción mundial, lo que golpeó a los sectores caficultores en Santander y Antioquia, particularmente. Esta circunstancia favoreció la oposición al régimen de la Regeneración y se produjo la insurgencia de los liberales contra el gobierno de SanClemente, produciendo la guerra (1900).

Los ejércitos liberales combatieron bajo la dirección de los generales Benjamín Herrera y Rafael Uribe Uribe, obteniendo algunas victorias, pero al final, en forma de guerrillas, estuvieron debitados por las derrotas que les propiciaron las tropas gobiernistas.

Se conocen las batallas de Peralonso (favorable a los liberales) y de Palonegro (a favor de los conservadores).  Fue una guerra tan sangrienta que contaminó los  ríos por la cantidad de muertos en descomposición.

Tras la batalla de Palonegro, los liberales quedan reducidos a milicias de guerrilla.  Esta guerra irregular fue degenerando en bandidaje y brutalidad.  Esta situación se mantuvo hasta la negociación de la paz en 1902 con el nuevo presidente José Manuel Marroquín, quien tomó el puesto de SanClemente.  Las negociaciones no trajeron las reformas políticas queridas por los liberales.

El resultado de la guerra de los Mil Días fue negativo en aspectos como el económico, el humano y el social; los gastos militares afectaron el funcionamiento de otras empresas del Estado como hospitales y obras de infraestructura.

La consecuencia más sentida fue la pérdida de Panamá, lugar donde Estados Unidos veía la posibilidad de construir el canal interoceánico que requería para unir el Atlántico con el Pacífico.  Con lo de la guerra, se dejó a un lado la negociación del canal con Estados Unidos y se fortaleció la idea, entre los panameños, de que el gobierno colombiano no era favorable para  hacer de Panamá un emporio comercial a partir de la situación geográfica privilegiada.

Los panameños optaron por no poner en riesgo la realización de la obra y declararon la separación de Colombia respaldados por Estados Unidos y su ejército. Esto fortalecido por la falta de lazos fuertes entre los panameños y Bogotá, siendo este el caso también de Cauca y Nariño que estaban haciendo pactos para unirse a Ecuador y de la región amazónica.  Pudiéndose ver que a finales del siglo XIX,  la unidad colombiana era débil, incluso sólo a finales del siglo XIX, se adopto un himno patrio  y la estabilización del nombre de República de Colombia.

La Regeneración tuvo como elemento positivo la adopción de una moneda común que sustituyó las múltiples denominaciones monetarias circulantes, logrando empezar a crear un mayor sentimiento de unidad nacional.  Para consolidad la unión “espiritual”, la regeneración introdujo otros elementos en el simbolismo de  Colombia; para Miguel Antonio Caro, la unidad colombiana sería posible a través de la adopción del español como idioma oficial, en detrimento de las comunidades indígenas; la consagración de la religión católica y el acudir a la imagen de España como madre de la patria, olvidando las tradiciones colombianas –relegadas a segundo plano- y a los que venían de otras partes.  Sólo con la Constitución de 1991 empieza a reconocerse la diversidad de la nación colombiana.

Resumiendo, en el siglo XIX, se sientan en Colombia, las bases de la actual República y se empieza a usar un nuevo lenguaje que  todavía usamos.

Muchas prácticas de esta época aún las usamos, como: las elecciones; las guerras civiles; la competencia entre partidos, las figuras del presidente, del Congreso y del ciudadano.  Y términos como: democracia, igualdad, ciudadanía y nación.