Los motivos por los cuales los seres humanos rechazan a sus semejantes son muy complejos, y se afianzan con sentimientos de odio o temor. La discriminación, la intolerancia, el racismo, la xenofobia y la segregación han tenido consecuencias devastadoras para la humanidad.
Discriminación
Discriminar significa discernir, diferenciar, distinguir mentalmente una cosa de otra, con lo cual procedemos a clasificarlas y ordenarlas; lo que le permite a cada individuo reconocerse a sí mismo como diferente de los otros.
Habitualmente, comparamos a las personas, jerarquizándolas y dándoles calificaciones: rico/pobre; feo/bonito, etc., elaborando un sentido de superioridad o inferioridad y muchas veces las rechazamos por tener un origen
diferente al nuestro; otro color de piel; otra contextura física; otra religión; por su homosexualidad; por tener una discapacidad; etc.
En 1858, la Organización Internacional del trabajo (OIT) definió el término discriminación como: “cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de raza, color, sexo, religión, opinión política, ascendencia nacional u origen social que tenga por efecto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación”.
Intolerancia
En la humanidad se han modelado múltiples sociedades y civilizaciones; este proceso evolutivo generó gran diversidad cultural en todo el mundo, que se evidencia en todas las cosmovisiones existentes, en la manera de interpretar la realidad y en la forma de relacionarse con el entorno.
Cada cultura posee características particulares y distintivas: vestimenta, lengua, rituales, gastronomía y bailes, entre otros. Igualmente, pueden existir grupos o colectivos con una ideología; unos rasgos y unas características peculiares, como los hippies, los raspas, etc. También las personas tienen distintas condiciones físicas, materiales, intelectuales y espirituales. Estas diferentes culturas de una sociedad, se interpretan como deficiencias, originando un sentimiento de rechazo que puede derivar en movimientos de repudio.
El rechazo normalmente se sustenta en dos (2) concepciones: el estereotipo y el prejuicio. El estereotipo es el conjunto de creencias que se tienen acerca de cómo es y cómo debe comportarse un individuo o un grupo social. El prejuicio es la evaluación que se hace sobre un individuo o un grupo sin tener información suficiente, sino bajo la sospecha de que tal individuo o grupo poseen cualidades negativas. Tanto el estereotipo como el prejuicio motivan el desarrollo de actitudes hostiles y prevenidas hacia los demás.
Así, la intolerancia es la incapacidad para aceptar, respetar y guardar consideración hacia las opiniones y prácticas de los demás, que se puede manifestar, a través de la agresión verbal o física. Mientras, La tolerancia es comprender, escuchar, analizar y darle validez a argumentos que no compartimos; sin ser la negación de nuestros argumentos, ni la obligación de soportar al otro, ni un desarme intelectual, sino un esfuerzo para la convivencia.
La discriminación y la intolerancia conducen a comportamientos, actitudes y políticas que buscan el aislamiento, sometimiento y humillación de otros seres humanos considerados diferentes y extraños y se llega al racismo, la segregación y la xenofobia.
Racismo
En la Declaración sobre la Raza, la UNESCO define el racismo como toda teoría que impone una superioridad o inferioridad intrínseca de grupos raciales o étnicos que dé a algunos el derecho a dominar o eliminar a los demás, presuntos inferiores, o que haga juicios de valor basados en una diferencia racial. El racismo es el
sustento de ideologías fundadas en los prejuicios raciales, en los comportamientos discriminatorios y en las prácticas institucionalizadas que provocan la desigualdad racial.
El concepto de “raza” se hizo popular en el siglo XVIII con las obras del francés Buffon y del sueco Linneo. Buffon (1707 – 1788) en su obra Historia natural del hombre, dijo que el ser humano ha sufrido alteraciones degenerativas provocando la formación de razas inferiores a la blanca como la negra y la lapona.
Linneo (1707 – 1778) realizó la primera clasificación y descripción racial. Así:
El Homo americanus rojizo, bilioso, recto: con pelo negro, liso y grueso; las ventanas de la nariz dilatadas, de cara pecosa y mentón casi imberbe; obstinado, alegre; deambula en libertad; se pinta con líneas curvas rojas y se rige por costumbres. El Homo europaeus blanco, sanguíneo, ardiente, de pelo rubio abundante; ligero, fino, ingenioso, lleva ropas ceñidas y se rige por leyes. El Homos asiaticus cetrino, melancólico, grave, de pelo oscuro, ojos rojizos; severo, fastuoso, avaro; se viste con ropas anchas y se rige por la opinión. El Homo afer negro, indolente, de costumbres disolutas; con pelo negro crespo; piel aceitosa; nariz simiesca; labios gruesos; vagabundo, perezoso, negligente, y se rige por lo arbitrario.
Luego, el Conde de Gobineau (1816 – 1882) recogió las afirmaciones de Linneo y Buffon, y en su trabajo Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas, expresó que existían razas puras y fuertes de origen ario, encarnadas en los germanos que habitaban Gran Bretaña, Francia y Bélgica, y razas impuras y débiles producto de la mezcla de las razas negra y amarilla. Las primeras estaban para mandar y las segundas para obedecer. Consideró a los semitas o judíos como una degradada física, moral y culturalmente inferior a la aria. Además afirmó que la decadencia de antiguas culturas como la griega y la romana fue por la mezcla de razas. Se considera esta obra, la primera teoría racista moderna y sentó las bases políticas e ideológicas del régimen nazi hitleriano, para sustentar el estado totalitario que invocó la supremacía de la raza aria; con base en esta, se justificó el exterminio de los judíos, gitanos, personas con deficiencias y minorías políticas.
Pero el sustento científico de la teoría racista la proporcionó la obra de Charles Darwin, El origen de las especies, de la cual surge el darwinismo social. Filósofos y sociólogos utilizaron los conceptos de selección natural y evolución de las especies, indicando que los seres “más aptos” suelen ser los más fuertes e inteligentes y, por tanto, quienes deben sobrevivir. Los racistas designaron la raza aria o europea como la más evolucionada y “apta” y la semita en el punto más bajo de la escala evolutiva.
El darwinismo social trata de explicar desde el punto de vista biológico y no desde aspectos económicos o sociales, las diferencias sociales, la división y la lucha de clases.
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