En general, el aire se mueve por cambios de presión: el aire de una zona de baja presión tiende a elevarse, mientras que el aire de una zona de alta presión tiende a avanzar sobre la zona de baja presión, generando corrientes de aire horizontales –los vientos-. Este mecanismo funciona tanto a nivel planetario como regional o local.
Vientos planetarios: Los movimientos de aire que afectan a amplias zonas del planeta.
La conformación de franjas de presiones alrededor del permite un movimiento permanente de aire desde los trópicos hacia el ecuador.
Las diferencias de presión no determinan en su totalidad los movimientos planetarios; el movimiento de rotación de la Tierra genera que los objetos que viajan libres sobre la superficie se desvíen hacia la derecha en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el hemisferio sur; el efecto se llama efecto de coriolis y es el que determina, en gran parte, la forma como circulan los vientos planetarios.
Según las franjas de presión, las principales corrientes de vientos planetarios, son:
Vientos Alisios: Desde la zona tropical de altas presiones de ambos hemisferios se desprenden estos vientos que viajan en dirección oriente-occidente hacia la zona ecuatorial, encontrándose en una franja llamada zona de convergencia intertropical (ZCIT).
Vientos del Oeste: Desde la zona tropical de altas presiones se desplazan vientos hacia las zonas templadas de ambos hemisferios. Estos vientos por el efecto de coriolis, tienen dirección occidente-oriente y van a una zona de bajas presiones que coincide con el frente polar.
Vientos polares del Este: Estos vientos provienen de los polos y se desplazan en sentido nororiente y occidente.
No todos los fenómenos atmosféricos son tranquilos. Muchos de ésos son bruscos y rápidos, tales como los tornados, las tormentas o los huracanes.
Investiga qué son los huracanes y los tornados, explicando similitudes y diferencias y consecuencias.
Las diferencias de presión, a escala regional y local también determinan corrientes de viento. Entre los vientos regionales están los monzones, determinados por las diferencias de temperatura durante las estaciones y afectan a una amplia región de Asia.
De igual modo, la diferencia de temperatura se puede presentar en un día, lo que da origen a los vientos locales, como las brisas marinas.
Otra consecuencia de la interacción con el Sol, la superficie del planeta y la atmósfera es la presencia de agua en la atmósfera. Hoy la atmósfera recoge el vapor de agua de la superficie, bien por evaporación en los cuerpos hídricos como los océanos, los lagos y los ríos, o por la transpiración o eliminación de agua por parte de las plantas en las selvas y algunos bosques, en el proceso de evapotranspiración.
La atmósfera posee la capacidad para retener y transportar vapor de agua, la cantidad de vapor que se concentra en el aire es la humedad (vapor que podemos sentir en la piel). Una vez la atmósfera retiene el vapor de agua, comienza a viajar por ella.
Cuando la atmósfera se enfría el vapor de agua se condensa y permite el cambio de estado del agua, de gaseoso a líquido; posteriormente, el agua se combina con partículas de polvo o minerales formando gotas o cristales cuando las temperaturas bajan a 0°C; los grupos de pequeñas gotas en suspensión formando las nubes.
En las nubes las gotas empiezan a unirse formando gotas más grandes, fenómeno llamado coalescencia, hasta que el peso de las partículas es demasiado para mantenerse en suspensión y se precipitan en forma de lluvia, granizo o nieve.